7º día: Delfos - Atenas

Después de desayunar en nuestro hotel de Delfos, salimos en dirección al antiguο santuario de Apolo y visitamos el recinto arqueológico, comenzando por el museo. En él destacan varias piezas, como el kylix de Apolo y el cuervo, el "ónfalos" romano, partes del friso y frontón del antiguo templo de Apolo, la esfinge de Naxos, ofrenda de los habitantes de la isla al santuario de Apolo, y por supuesto...el ESPECTACULAR AURIGA:

Kylix de Apolo

Esfinge de Naxos
Ónfalos romano

En el museo nos encontramos con una copia romana del "ónfalos" original griego que según cuenta el mito dejó caer Zeus en el punto en el que se cruzaron dos águilas que habían salido al mismo tiempo cada una de sendos confines del mundo. Al parecer el punto en el que estas dos águilas se cruzaron era Delfos, por lo que desde entonces se consideró que Delfos estaba en el centro del Mundo, en el "ὀμφαλός".




El famoso Auriga de Delfos es una escultura de bronce que formaba parte de un conjunto monumental dedicado a Apolo como una ofrenda de parte del tirano de Polyzalos de Sicilia. Lo más asombroso de la escultura es que se conservan sus ojos penetrantes que parecían mirarnos uno a uno y poder leer nuestros pensamientos. La verdad es que impresiona bastante ver cada uno de sus detalles, las pestañas, los pliegues de la ropa, la cinta del pelo... después de estudiarlo en tantas ocasiones verlo allí justo ante nuestros ojos emociona muchísimo.





El auriga de Delfos
Detalle del Auriga de Delfos




Tras la visita del museo nos dispusimos a continuar nuestro recorrido por el recinto arqueológico. Las explicaciones de nuestro guía "Constan" nos sorprendieron muy gratamente una vez más.

Nos explicó la situación estratégica del santuario y la disposición de sus edificios. En el santuario de Apolo en Delfos tenía su sede el oráculo más conocido e importante de la antigüedad. Allí acudían gentes procedentes de todo el mundo antiguo, para consultar al dios sobre sus vidas. Muchas consultas eran de carácter político, sobre todo a partir de época clásica, y ello incrementó la importancia del santuario. Lo primero que encontraban los visitantes al entrar en el santuario era la Via sacra, el camino que conducía hasta el templo de Apolo, todo un corredor flanqueado por exvotos, estatuas votivas y Tesoros rebosantes de ofrendas de las polis griegas a Delfos y colocados allí a modo de propaganda política. En un recodo de la Via sacra vimos el posible ónfalos original, el cual originalmente se cree que estaba en el lugar donde la pitia entrando en trance transmitía los oráculos.




Los Tesoros guardaban las ofrendas de las distintas polis al dios y eran una muestra del prestigio y del poder de cada ciudad-estado, siendo el de Atenas el mejor conservado. De otros como el Tesoro de Tebas, lo único que se conserva es la planta.


Tesoro de Atenas
Planta del Tesoro de Tebas

Junto a los muros del basamento del templo de Apolo, vimos la entrada al lugar subterráneo donde se hallaba el oráculo propiamente dicho. Era allí, como nos explicó Constantinos, donde el dios respondía por boca de la sacerdotisa o pitia. Ésta, sentada sobre un trípode y en estado de trance, se contorsionaba y emitía sonidos ininteligibles que los sacerdotes, luego, interpretaban. Inteligentemente, la interpretación de los sacerdotes se traducía en frases ambiguas que daban como respuesta del dios a los consultantes. Las respuestas eran a menudo ambiguas, y así el pretigio del oráculo se mantenía intacto. Después, vimos el resto del recinto: el templo de Apolo, y, más arriba, el teatro y el estadio:


Foto de grupo con el templo de Apolo de fondo






Finalmente, una vez reunidos en la entrada del recinto, nos dirigimos a la Fuente Castalia donde tuvimos la oportunidad de beber de sus aguas purificadoras.



Tras esto, nos montamos en el autobús, que nos llevó unos metros en descenso para visitar Marmaria, la parte del recinto que ahora queda al otro lado de la carretera, donde se encuentra el santuario de Atenea Pronaia. Allí nos fotografiamos todos junto al enigmático y famoso tholos circular.




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De entrada "Constan" ya nos dijo que este era el mejor restaurante de todo el recorrido. Lo mejor fue el entrante: el queso frito. Pudimos elegir entre varios platos, entre ellos la famosa musaká, macarrones con tomate, pinchos de pollo y hamburguesa. Todo riquísimo. Y de postre bizcocho.
Una vez acabamos de comer, volvimos a coger el autobús para dirigirnos a nuestro destino: Atenas.
Después de instalarnos nuevamente en el hotel Stanley, nos arreglamos para salir todos juntos, ya que esa era nuestra última noche en Grecia (¡¡oooh!!).
Tuvimos la oportunidad de ver el cambio de guardia, que tiene lugar a las horas en punto, frente al Parlamento, en la Plaza de la Constitución.



No cenamos todos juntos, pero quedamos en Monastiraki después de comer para ir a algún lugar donde tomar algo y bailar.



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